La llegada de un hermanito, no es algo fácil y hay que prepararla con delicadeza.
Les compartiré una historia más abajo, para explicarle a los niños cómo llegan ellos o ellos y sus hermanos a la Tierra. Evidentemente este tipo de explicaciones es para niños pequeños, entre los 3 y los 6-7 años.
Cuando está por llegar un hermanito y los padres llevan al hermano mayor al control obstétrico, para que vea a su hermano (y se sienta participando del proceso), que está por venir, en la ecografía, eso es algo tremendamente desilusionante para el herman
o mayor. Él estaba esperando un hermano de verdad, un ser humano lleno de luz y lo que le muestran es un imagen muy desagradable (¡y dicen que esa es la foto del hermano!), en una pantalla, que es algo tremendamente abstracto para él. Él no lo entiende y es una experiencia decepcionante en grado extremo, para lo que era su expectativa.
Desde la Antroposofía se tiene el conocimiento del origen espiritual del ser humano. Es decir, el ser humano desciende desde el mundo espiritual como ser anímico espiritual individual y se une con un cuerpo viviente, que es lo que viene de la línea hereditaria de sus padres. Ese ser humano escoge esa línea hereditaria y las circunstancias que mejor se adapten a las necesidades de vida, de ese ser individual. Existe una fuerte vinculación ya previa entre los hijos y los padres, que se actualiza desde el momento de nacer. Todas estas relaciones tienen que ver fuertemente con el destino de cada uno de esos seres humanos. Por supuesto que las relaciones entre hermanos también son profundamente significativas en cuanto al destino de cada uno de ellos. Y en verdad, ellos ya se conocían de antes y habían estado juntos en el mundo espiritual. El descenso a la Tierra ocurre con una diferencia de tiempo insignificante (algunos años a lo sumo). si se contempla con una mirada amplia. Cuando uno de ellos llega a la Tierra, está esperando que su hermano o hermana llegue y tiene la certeza de que eso va a ser así. Esto, muchas veces los niños se los dicen a los padres. Todo este proceso está guiado por seres espirituales de una jerarquía superior a la que tenemos nosotros. Estos hechos están relatados en forma de bella imagen, en este cuento que les comparto. Ustedes se lo pueden contar a sus hijos (futuros hermanos mayores), por qué es una verdad, puesta en forma de imagen, adecuada al pensamiento del niño.
Al niño no le interesa el origen terrenal del hermano que va a venir. Él está orientado hacia lo que es esencial, y lo esencial es ese ser anímico espiritual que busca encarnarse en un cuerpo, no su cuerpo.
Del mismo modo, el cuento de de la cigüeña que traía a los niños de París, que se contaba en el pasado, es un cuento con gran sabiduría y es una imagen de una verdad espiritual. Los niños vienen de un lugar muy lejano, es decir del mundo espiritual. En épocas pasadas, París era un lugar muy lejano, lo que hoy en día ya no es así. Ese bebé era traído por una cigüeña, que es un ser alado, que vuela en el aire. Uno podría tomarlo como una imagen de lo que ocurre realmente, que nuestro ángel nos trae desde el mundo espiritual.
El viaje a la Tierra
“Había una vez un pequeño ángel, que vivía allá en el cielo, en un gran palacio, que se encontraba en un hermoso jardín. Éste, se encontraba bajo la protección de muchos ángeles, que habitaban en el palacio, que estaba rodeado por una gruesa muralla.
Un buen día, el pequeño ángel fue a pasear al jardín y halló una rendija en la muralla. Lleno de curiosidad, espió a través de ella y miró que bien abajo estaba la madre Tierra. Con prisa, el pequeño ángel caminó hasta el portal, en el cual vigilaba un gran ángel. “¿Puedo descender a la Tierra?” Preguntó el pequeño ángel conmocionado.
“Tendré que preguntarle primero al Señor del Castillo. Espera aquí, a que yo vuelva”.
Pasó un buen rato, hasta que el ángel grande volvió. Él había traído una buena noticia. El pequeño ángel había sido determinado, para ir a la Tierra.
“Yo te voy a acompañar un trecho”, dijo el ángel grande, y juntos se pusieron en camino hacia el largo viaje. El pequeño ángel estaba lleno de fuerzas y expectativas y cuando llegaron a una pradera de estrellas preguntó impaciente, si es que habían llegado. Pero el ángel grande lo consoló: “Aún espera un poco, es todavía demasiado temprano”.
Así, ellos siguieron en camino, hasta que llegaron a un gran campo de girasoles. El pequeño ángel estaba seguro, que ahora habrían llegado a la meta. Pero aún no habían llegado a la Tierra. De nuevo el ángel grande lo consoló, pero ya le mostró los pájaros y las mariposas que se encontraban revoloteando alrededor y mirando muy detenidamente incluso vieron un pequeño caracol en el pasto. Ahora el camino restante, en verdad, ya no parecía muy largo.
Cuando llegaron a un gran arcoiris, el gran ángel dijo: “estamos en la meta, tú puedes seguir solo – deja tus alas conmigo. Yo las guardo para ti, hasta que vuelvas”.
Lleno de susto el pequeño ángel miró al gran ángel y dijo: “¿pero cómo voy a poder bajar sin mis alas?”.
“Mira allí, ¿ves el arcoiris? Puedes recorrerlo y llegar hasta abajo a la Tierra. Y ahora, adiós pequeño ángel y no olvides volver”.
El pequeño ángel se encaminó por el puente de colores y se puso en camino hacia abajo hacia la Tierra. Así, los padres del pequeño ángel esperaban a su niñito. Ellos le habían preparado una cuna, con un cuero de oveja calientito adentro y una mantita encima, de modo que se sintiera especialmente cobijado. Además, en el tiempo de espera, había crecido algo muy especial en los padres -era el amor a su niño y con este amor escogieron su nombre y le dieron la bienvenida.”
¿Qué siente un niño cuando llega su hermanito?
Esta anécdota es un caso real, de niñas que yo conozco y me la contó su mamá. Lo encuentro muy buena, para poder entender de verdad empatizando con el niño.
Los nombres han sido cambiados.
Mariana tiene 5 años Y acaba de nacer Josefa, una bebé preciosa. Todos los amigos de sus padres, van a saludar a la mamá y al papá y a conocer a la preciosa recién llegada a este mundo. Cada vez que la ven, hacen todo tipo de gestos y exclamaciones de encantamiento con la pequeña. Mariana está al lado y a pesar de ser una niña hermosa y simpática, nadie le presta mayor atención. Ella claramente no es la novedad. Cuando se van los amigos, Mariana le dice a su mamá: “Mamá, tengo una idea: cuando llegue alguien tú me pasas a la Josefa a mí, para que yo la tenga en los brazos, así cuando la miran a ella, me miran a mí.”
Esta historia sirve para hacerse la idea, de lo que siente un niño con el solo hecho de que lo miren, que le dirijan unas palabras cariñosas. Yo pienso que la lección de esta anécdota está muy clara. Sería redundante explicar algo.
Algo que quisiera también contarles: una mamá de paciente, me contó entre lágrimas que estaba esperando a su segundo hijo. Le pregunté que ¿por qué lloraba? y me dijo: es que a Manuel lo quiero tanto, que es imposible querer más. Así que no sabía cómo lo haría con el nuevo hijito. Cuando éste nació, al tiempo la mamá me dijo: «sabes, es como si se me hubiera multiplicado el amor y me alcanza para los dos.» Hoy tiene tres.
Una vez que nace el hermanito
Como estrategia, para que el niño mayor sienta a su hermano recién llegado, como un aliado, se puede decir que se ha recibido un mensaje del ángel del hermanito. Éste mensaje decía que como la mamá y el papá dedicarían cada uno, un tiempo especial al hermano mayor, él (ángel) cuidaría por mientras al hermano chico.
Lo que yo sugiero es que tanto la mamá, como el papá, le dediquen media hora por día, en forma absolutamente exclusiva al hermano o los hermanos mayores. En ese momento está apagado el celular, el hermanito ha tomado pecho, por lo tanto no tiene hambre, está mudado, no debiera tener necesidades de calor o frío, etc. justo en ese momento. Durante 30 minutos no importa otra cosa que el hermano mayor. La mamá se dedica 30 minutos en exclusiva a él. Puede ser leyendo un cuento para él, cocinando con él, jardineando con él o lo que ustedes se les ocurra como una buena actividad con el niño. En otro momento del día tocan los 30 minutos exclusivos con el papá. Por lo tanto el niño se dará cuenta que desde que llegó el hermano los papás tienen más tiempo especial, exclusivo para él. ¡Y encima esto, está apoyado por el ángel de su hermano!
Obviamente hay que resaltar las capacidades que tiene el hermano mayor, por el hecho de ser mayor. Por ejemplo que puede hablar, que puede beber en vaso, que puede caminar etc. cosa que el recién nacido no puede hacer, porque no sabe hacer nada de esas cosas aún. Y está muy claro, que hay que hacerlo participar de las tareas de cuidado del recién nacido, por ejemplo pasarle los pañales a la mamá o la crema para la zona del pañal etc.
Es importante que él sepa que el recién nacido es algo especial y que hay que tratarlo con delicadeza. Él no lo puede tomar si es un niño chico. Lo puede acariciar muy suavecito o darle besos suavecitos.
Muchas veces, los papás, para que el hermano mayor no se sienta mal, le pasan a la guagua como si fuera un juguete. Eso no se puede hacer, porque el niño no sabe y no puede tratar a su hermanito chico como él lo necesita.
Es muy necesario aplicarle todos los días algún aceite en el cuerpo (puede ser de caléndula por ejemplo) con suaves masajes. Esto le da una sensación de envoltura y una seguridad que son muy sanadores, para el estado de vulnerabilidad que él vivencia.
Oraciones
Por último quiero regalarles unas oraciones muy hermosas, que Rudolf Steiner dio para que las madres digan para su bebé:
Después del nacimiento
Y el alma del niño
Sea por mi conducida
Según vuestra voluntad
Hacia los mundos espirituales

Oración

Para criaturas muy pequeñas
dicha por un adulto
Hacia ti fluya luz que, invadiéndote, te colme.
Con sus rayos entretejo el calor de mi cariño.
Mi pensar acompaña con serena alegría
Lo que vibra en tu corazón.
Mis pensamientos han de fortalecerte,
Han de sostenerte,
Han de iluminarte.
Delante de tus pasos por la vida quiero concentrar
Mis pensamientos serenos
A que se unan con tu voluntad de vivir
Y se encuentren en fortaleza
Por doquier en el mundo,
Sin desvanecer,
Por su virtud inherente.

¡Les deseo mucha sabiduría y fuerza interior para la crianza de hermanitos!