Los ritmos
Existen ritmos en el día, en la semana, en el mes, en el año que nos ayudan a orientarnos y a sentirnos seguros. El hecho de que el sol salga todos los días y se ponga todos los días nos da mucha seguridad. Que algo se repita en forma rítmica también nos da seguridad en la existencia. Esta vivencia es mucho más intensa aún en los niños. Por eso es tan importante que todo su día, su semana, su mes, su año este estructurado de una manera rítmica. Esto les brinda seguridad, confianza y tranquilidad. Todo lo que es rítmico sana. En la naturaleza todo lo vivo está transcurriendo en ritmos. Lo arrítmico es caótico y enferma.
Todo tipo de regularidad rítmica durante la jornada del niño lo fortalecen en su constitución. Y a eso se refiere todo lo que está aquí planteado.
Es de fundamental importancia crear un orden en los horarios, en las comidas, en las actividades del día, en el sueño de modo que todo se produzca en los horarios lo más regulares posibles. Esto le permitirá al niño estar en un entorno protegido, en el que se encuentra a sí mismo y donde puede desplegar la calma y el recogimiento.
Todo en la vida del niño hiperactivo con déficit atencional tiene que ser rítmico, pero también es así para todos los niños. Eso les da la calma que ellos tanto necesitan para desplegarse.
El sueño
El niño necesita dormir más horas que el adulto. Cada niño necesita una cantidad diferente de horas que sueño, igual que cada adulto; en esto no se pueden poner reglas fijas de horas pero lo que sí puede servir de guía a los papás es que cuando les cuesta despertar al niño en la mañana, eso es una clara señal de que lo dormido no es suficiente y que tiene que acostarse más temprano. El sueño antes de las 12 de la noche es mucho más reparador que el sueño de después de las 12 de la noche, entonces no es lo mismo dormir desde las 12 de la noche hasta las 11 de la mañana que dormir desde las ocho de la noche a las 7 de la mañana.
Para lograr que un niño se duerma más temprano
El sueño es un tema de hábitos. Por lo tanto no van a lograr que un niño que se acostaba a las 11 de la noche, de un día para el otro se acueste a las ocho de la noche. Lo que tienen que hacer es ir despertándolo cada tres días cinco minutos antes y entonces pueden ir acostándolo cinco minutos antes también cada tres días. En el plazo de un mes el niño ya va a estar acostándose 50 minutos antes, pero acostumbrando a su organismo paulatinamente al nuevo horario.
Trastornos por falta de sueño
Cuando a un niño le falta sueño, puede mostrar síntomas parecidos a los niños con autismo o con hiperactividad. Cuando el niño no ha dormido bien o lo suficiente, le cuesta concentrarse, puede estar irritable y poco presente.
Ritual del sueño
Es muy necesario para lograr una buena cualidad del sueño. Antes de los dos años y medio, sugiero que el ritual conste de cantarle una canción, siempre la misma (se puede cantar varias veces seguidas, a los niños pequeños les encanta la repetición y les hace bien). Después se puede aplicar un aceite y suaves masajes en el cuerpo. Para niños más grandes existe un extenso escrito mío que pueden encontrar en este blog. https://carinavacazeller.wixsite.com/misitio/single-post/2017/10/10/Rutina-saludable-para-la-noche-antes-de-que-el-ni%C3%B1o-se-duerma
El sueño de los padres
Es importante que tu hijo duerma, porque de este modo podrá estar más pleno, más tranquilo, podrá crecer más y desarrollarse mejor. Pero a su vez si él duerme bien, sus papás también dormirán mejor. Los padres podrán entonces ser mucho mejores papás, también más tranquilos, lo que es un ejemplo y pilar importante para que un niño pueda estar calmo y confiado, si es que duermen bien, como requisito mínimo.
El ritmo ahorra fuerzas
Un sueño sano nos regala regeneración y proporciona serenidad emocional. Para el aprendizaje también tiene una importancia el sueño. En la noche procesamos lo que hemos recibido durante el día.
El intercambio o el rejuego entre el sueño profundo y el sueño de ensueños sirve para el procesamiento de los contenidos nuevamente aprendidos.
Sugiero que los niños no vean televisión o ningún tipo de pantallas antes de dormir. Es importante que se vayan a dormir con las imágenes, las experiencias de su día. Eso les permitirá llevárselas al sueño y procesarlas durante la noche, con una conciencia que es más sabia que nuestra conciencia ordinaria del día.
Hay que mantener un horario de siesta si es que el niño duerme siesta. En general no duermen siesta después de los dos años. Sugiero que las siesta no sea de más de una hora porque si no suelen dormirse muy tarde. Es importante que la actividad vaya siendo más tranquila hacia la tarde, al acercarse la noche para preparar al niño para el mundo del sueño. Sería bueno que se acueste no después de las 20 a los niños hasta los 6- 7 años y no después de las nueve a los niños hasta los 9 años. Es recomendable que un niño de 10 a 12 años no se acueste después de las 10 de la noche en general.
Tiempos para cada cosa
Debe haber suficiente tiempo para comer, por ejemplo para el desayuno. Los adultos deben sentarse a la mesa con el niño y desayunar en un ánimo relajado y que la mañana no sea estresante y a las apuradas. Los niños a partir de los dos años o antes deben ser incorporados a la mesa familiar. Los niños no deben comer solos, sino sentir que pertenecen a una comunidad.
Escuela
Despedazar el tiempo en horas de 45 minutos con ramos (materias) que se van cambiando todo el tiempo es un plan de estudios que acaba con la concentración, impide toda profundización, es un crimen para todo aquello que es verdadera pedagogía.
Lo ideal es que la enseñanza se haga por épocas: por un determinado tiempo los alumnos día a día, noche a noche tienen que profundizar en un tema. Esto se hace en los colegios Waldorf. Es de esperar, por el bien de los niños, que cada vez más se vaya haciendo en todos los colegios.
Según las investigaciones de la cronobiología en la mañana la circulación del niño está más centralizada, este decir el núcleo corporal y en especial la cabeza tienen más aporte sanguíneo que el sistema metabólico-motor, es decir que durante la mañana las clases debieran exigir más actividad mental, porque la concentración podrá ser mayor. Esto se invierte en horas de la tarde hacia la noche, en que la circulación se centra más en el ámbito metabólico motor, Cuando es ideal realizar más actividades físicas.
Para la pubertad hay tiempo entre las nueve y las 11 de la mañana donde es mayor la capacidad de rendimiento cognitivo. Hay un punto bajo entre las 13 y las 14 horas y un renovado punto alto después de las 16 horas. Por lo que es sensato estructurar las actividades de acuerdo a estos ritmos naturales. La curva de rendimiento gimnástico también tiene un mínimo a las 14 horas mientras que sus puntos altos son alrededor de las 11 y 17 horas.
Hoy en día en general se escolariza los niños demasiado temprano. Un niño que entra al colegio entre los cinco y los seis años y medio en general está menos maduro, que un año más tarde y el aprender a leer y escribir le generan mucho estrés y a veces se ponen irritables por eso. Habría mucho menos diagnóstico de hiperactividad y déficit atencional si los niños entraran más maduros al colegio, a primero básico, Idealmente después de los seis años y medio.
Es fundamental hacer una caminata larga (de unos 40 minutos) todos los días. Es importante para la coordinación del hemisferio derecho izquierdo que se hagan ejercicios de coordinación cruzada como gatear, caminar y correr. Es de gran valor ir viendo lo que ocurre a lo largo de la caminata. Se puede observar el cambio de los árboles en las estaciones, las flores, los pájaros etc.
Si los niños no ejercitan su cuerpo a través del sentido táctil cinestésico y la coordinación básica a través del gateo, del caminar, del trepar, del aprender a cortar con cuchillos, etc. estarán realmente menos capacitados para aprender.
Comidas
El ritmo en las comidas tiene que ser muy claro. Más o menos siempre a las mismas horas, el mismo tipo de comida, es decir si por ejemplo a media mañana come una colación de yogur con frutas, que sea siempre yogur con frutas, variando en las frutas. Es importante que entre comidas se tome solamente agua. En la mesa lo ideal es que haya una agradable reunión en comunidad, sin televisión ni otro tipo de entretenimientos por el estilo. Los adultos deben dar el ejemplo, con buenos modales, usando bien los cubiertos, estando sentados derechos con buena postura, comiendo con la boca cerrada, hablando recién cuando el otro ha terminado de hablar etc.. Lo ideal es que los niños coman solos, con cubiertos, no con las manos, ya que eso es humanizante. Cuando se termina de comer todos ayudan a llevar los platos sucios a la cocina y a dejar la mesa limpia.
Es un tesoro para el alma de los niños el establecer un ritmo en la comida que marque un principio por ejemplo prendiendo una velita, el trascurso de la comida y marcar el final por ejemplo con un agradecimiento según la ideología de cada casa.
Actividades de manera rítmica
También es recomendable que haya un ritmo en los quehaceres. Por ejemplo algo de concentración, como la lectura, las tareas etc. debe ir seguido de algo de movimiento como el juego libre o un paseo o algo artístico Idealmente. Así vamos haciendo un ritmo de expansión y contracción en las actividades mismas. Este ritmo genera fuerzas y permite hacer la siguiente actividad mejor. En general después de una actividad artística, hay sed de realizar algo con movimiento corporal. El peak de rendimiento intelectual se encuentra en la mañana y el peak de rendimiento físico se encuentra en la tarde y en la transición es ideal hacer algo artístico y la pausa de almuerzo.
El ritmo de la semana
En la cronobiología se conoce este ritmo de siete días como ritmo reactivo, cuando nos hemos lastimado, los procesos de autocuración se producen en el ritmo de una semana. También existe este ritmo semanal en el transcurso de las enfermedades febriles. Es decir esta ritmicidad de la semana es una ritmicidad regenerativa y que además sana.
Especialmente en los niños más pequeños, antes de empezar las clases del lunes, es importante dejarles que cuenten sobre su fin de semana, para dar lugar a un procesamiento inicial de la multiplicidad de vivencias. El ritmo de seis días activos más uno de descanso es más fisiológico que un ritmo de cinco con dos inactivos. Se demostró en un estudio con pilotos, que la frecuencia de enfermedad en relación a los días de ausencia, era más alta con un ritmo de semana de 5 días que con un ritmo de 6 días +1. Las consecuencias que se esgrimen de esto son: lo ideal es estructurar un ritmo de tiempo parecido al de la semana, el día sábado. Eventualmente pueden venir amigas y amigos de visita y se realiza un emprendimiento conjunto.
En la casa también conviene hacer un ritmo semanal de actividades como por ejemplo: los lunes se va al supermercado, Los martes se lava la ropa, los miércoles se hace aseo profundo de algún sector de la casa, los jueves se hacen trámites fuera de la casa (banco, previsión etc), el viernes se arregla el jardín, el sábado se hacen trabajos manuales ya sea de algo que se rompió en la casa o alguna cosa nueva que se quiera instalar. El domingo es día de descanso y se disfruta de todo lo que se hizo en la semana.
Ritmo mensual
Se sabe que este es el ritmo ideal para adquirir un aprendizaje realmente procesado e internalizado. En los colegios Waldorf esto se sabe e idealmente se hace una época de aprendizaje de algún ramo que dura cuatro semanas. Se puede tomar este ritmo mensual con niños más chicos contándoles el mismo cuento en la noche antes de acostarlos durante cuatro semanas.
Ritmo anual
Este ritmo tiene que ver también con la relación con la naturaleza. Es importante que los niños se vinculen con lo que está pasando afuera. Con los niños más chicos se puede hacer una mesita de estación en la casa, donde ellos ayudan a acomodar todos los tesoros que han traído de afuera, ya sea piedritas, pedacitos de corteza de árbol, piñas de pino, alguna semilla de árbol. También se puede poner una linda tarjeta que refleje la estación del año de manera artística.
Es importante que las comidas también se adapten al año y se coman sólo verduras de la estación. En el verano se comerán más cosas crudas como frutas y ensaladas crudas. En el invierno más alimentos cocidos, más sopas, más alimentos calentitos.
Es ideal que el año esté marcado por festividades: las típicas festividades que se conocen son Navidad y Pascua de resurrección. Se puede hacer una preparación para estas festividades con cuentos, acomodando el pesebre, preparando de diversas maneras este momento especial del año. Además se pueden incorporar otras festividades anuales como la venida de los Reyes Magos, la festividad de Micael, la festividad de Juan. A los niños les encantan las celebraciones que tienen un contenido que ellos perciben como solemne para los adultos. Esto va nutriendo a su alma y le va dando un alimento rítmico, que ella necesita. Además se puede celebrar el inicio del año escolar y el fin del año escolar y otras celebraciones especiales (pertenecientes a la cultura del lugar, cumpleaños etc.)
Vacaciones y fin de semana
Es cierto que el sábado y el domingo son un poco distintos los días de semana. Sin embargo es importante que el ritmo no sea demasiado distinto a la semana, ya que el organismo se acostumbra a cierta regularidad y “no sabe que es fin de semana”. Es decir si en la semana uno se levanta a las 6.30 de la mañana, el fin de semana es probable que uno se levante un poco más tarde pero en relación al horario anterior, no más allá de las 7:30 de la mañana por ejemplo, y así con el resto del día. También es cierto que el domingo es un día especial. Puede ser que en la mañana se cocine algo especial para preparar un almuerzo también especial, de domingo o se salga al parque y se almuerce afuera etc.
En las vacaciones las actividades también tienen un ritmo especial. Pero es importante que el día esté estructurado y no sea un caos sin orden alguno. Hay que ordenar los días con un cierto ritmo flexible en que los niños puedan sentirse en orden. De lo contrario los niños llegan después de dos o tres meses de vacaciones, en un caos absoluto a comenzar el colegio. Y en ese sentido casi que cualquier colegio es bueno, ya que él les da un orden.
Los ritmos son un regalo para toda la vida
Cuando se comienza a hacer un ritmo en dar pecho al lactante, a estructurar una orden en el día de comidas, de siestas, de horas de dormir, de hábitos, lo que se está haciendo también es un trabajo de establecer límites y orden en la vida. Un niño que puede comer a cualquier hora, hacer a cualquier hora lo que quiera, levantarse cuando quiera, es un niño al que no se le ha mostrado límites y que por lo tanto no va a tener ningún tipo de tolerancia a la frustración. Se sabe que una persona es más madura, mientras mejor tolere las frustraciones. En la vida suelen haber más fracasos que éxitos, por lo tanto necesitamos tener un muy buen entrenamiento para tolerar la frustración y ser seres resilientes. Éste es el mejor regalo que se les puede dar a los niños: que desarrollen capacidades para enfrentar la vida. Más adelante no tendrán a los padres que van estar haciendo todo por ellos, si no que se las tendrán que arreglar en muchas situaciones solos, echando mano a sus propias capacidades.
Cuando un niño ha crecido en un ritmo saludable y ordenado, esto lo incorporará en su vida de manera natural y luego naturalmente será una persona rítmica y ordenada sin tener que hacer un mayor esfuerzo para lograrlo. Si ese niño ha sido criado en un ambiente caótico, tendrá que lograr el orden, el ritmo, con una disciplina férrea que lo hará “sudar interiormente”.
Mi consejo es que le hagan este gran regalo a sus hijos.

Bibliografía
1- Heckmann, P. H. : Las cinco claves de oro. 2016 Slowparenting.
2- Schmelzer A. Rhytmen lassen leichter lernen
3- Gloeckler M. : Pediatría para la familia. Y pida Auro editora 1990 primera edición, Buenos Aires
4 – Hildebrandt G: Chronobiologische Aspekte des Kindes und Jugendalter, Bildung und Erziehung, 47. Jahrgang, Helt Dezember 1994, S. 452-456.
5- Gloeckler M: Salud a través de la Educación, Persephone Sección Médica y Sección Pedagógica del Goetheanum, Dornach, Suiza 2006, pag 29-32